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Nuestra boca está expuesta a todo tipo de bacterias. Los alimentos y las bebidas que ingerimos, dejan restos en nuestos dientes y encías creando la placa dental.

Esa capa bacteriana, al principio transparente, puede endurerse y tomando un color oscuro, afeando nuestra sonrisa e incluso provocando mal aliento.

Es lo que conocemos como sarro, también llamado tártaro dental, y una vez que se forma es difícil de eliminar.

Si no hacemos nada por liberar nuestros dientes y encías de esta placa bacteriana, con el paso del tiempo aumentará de tamaño y puede derivar en otras complicaciones bucodentales como caries y enfermedades de las encías (por ejemplo, gingivitis o periodontitis).

¿Por qué se forma el sarro?

Una mala limpieza e higiene bucal permiten que las bacterias queden en nuestros dientes y encías, y puedan extenderse sin limitaciones.

Las sales minerales que contiene la saliva, ayudan a calcificar y endurecer la placa que las bacterias van generando, especialmente en la parte inferior de nuestros dientes. Todo ello facilita la creación del sarro.

La mejor medida de prevención para evitar la formación del sarro, es adoptar buenos hábitos de higiene bucodental:

  • Cepillarse los dientes al menos 2 veces al día.
  • El uso de seda dental y enjuague bucal.
  • Visitar regularmente al dentista, ya que solo un especialista puede realizar un diagnóstico precoz y ayudarte a recuperar tu sonrisa.

¿Cómo se puede eliminar el tártaro dental?

Eliminar el sarro de nuestros dientes es una tarea difícil y, por lo general, sólo un odontólogo, mariante uno o varios tratamientos de odontologia conservadora, podrá hacerlo desaparecer.

El especialista puede recurrir a varios procedimientos para eliminar esa capa de bacterias que afea nuestra sonrisa y que es un cúmulo de bacterias. Los dos más habituales son:

  • Raspado radicular: es el más afectivo para desprender de nuestros dientes y encías la acumulación de minerales.
  • Enjuagues bucales con clorhexidina recetados por el dentista.
  • Tratectomía: se trata de una limpieza bucal rutinaria con raspado coronal. Aunque tengamos una correcta higiene bucal, siempre quedan bacterias que el cepillado y los enjuagues no logran eliminar del todo. Por ello, lo más recomendable es realizar una limpieza en la consulta del especialista dos veces al año, para eliminar también la placa dental y algunas manchas superficiales que surgen en el esmalte de nuestros dientes.
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